Esta antigua cultura indígena ocupó inicialmente los territorios situados entre Quito y Riobamba, y más tarde –la que Jacinto Jijón y Caamaño llamó “Civilización Panzaleo III”- se extendió también a las regiones amazónicas de Quijos, Archidona y Baeza.
Esta apreciación ya había sido considerada en 1553 por Pedro Cieza
de León, quien fue el primer cronista que dio noticias sobre la existencia de
dicho grupo étnico, destacando que no se limitó al callejón interandino, sino
que en lo cultural, sus habitantes extendieron sus contactos a las vertientes
occidentales de la cordillera en la región amazónica.
Los panzaleos basaron su alimentación principalmente en la agricultura,
aprovechando para el caso la fertilidad de la tierra de esa región interandina
en la que se asentaban; su dieta estuvo complementada con algunas piezas de caza
y con el pescado, que debieron conseguir en sus intercambios comerciales con
pueblos de la costa y del oriente.
En lo religioso tuvieron grandes adoratorios dedicados a diversos dioses y
sus casas posiblemente fueron de piedra o adobe, cubiertas con paja.
Sus piezas de cerámica, ollas, compoteras y figuras antropomorfas,
presentan características muy particulares, tanto en la calidad de ella como en
su decoración, que por lo general fue a base de pintura positiva, a base de
colores blanco y rojo, con incisiones y ornamentaciones en las que se destacan
representaciones humanas y zoomorfas.
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